Atarceder en el taller con ruiditos...
Después de la siesta, el mundo se divide. Hay cierta extrañeza en el ambiente, hay algunas cosas que vamos recapitulando, hay otras que perdimos para siempre...
De todos modos algo es certero: la pava hierve, hago café; me encamino para el taller. Sueño con una vida tranquila, siempre. Tomarme las cosas con calma, y si no salen, no importa, será otra vez, en otro momento cuando surjan.
Siempre viví con la demanda a cuestas, el qué dirán, el ya tiene que resolverse tan común en el mundo tecnológico. Me he alejado de eso para fundirme con los sonidos de la naturaleza, con los ruiditos de los sintes, con alguna grabación etérea, en mi taller.
Mi familia me aguarda cuando termine, por la noche temprana y eso siempre me reconforta.